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El departamento de mantenimiento no es algo tan generalizado como puede parecer.

Muchas pequeñas y medianas industrias no tienen personal técnico propio. Esto significa que el mantenimiento no existe. Solamente hacen «reparaciones». Cuando tienes dos máquinas, y si hay una avería puedes aplazar la producción sin mayores consecuencias, perfecto. Pero la realidad es muy distinta. Cuando surge una avería, todo el mundo empieza a correr sin rumbo fijo.

El técnico que normalmente soluciona este tipo de averías no está disponible permanentemente, esperando a que surja un problema. Es muy probable que no pueda acudir inmediatamente, y cuando lo hace hay que diagnosticar el problema, buscar los repuestos necesarios, ejecutar los trabajos.

La parada puede prolongarse bastante. En algunos casos, el cliente final está esperando el producto cuando la máquina todavía está parada. En el mejor de los casos, la empresa se da cuenta de que este tipo de incidentes ya no es solo cuestión de reparar la avería. Toda la empresa se ve afectada, porque se pierde la planificación, y lo peor de todo: afecta al cliente.

¿Por qué fracasa un plan de mantenimiento?

Porque el plan de mantenimiento no lo hace un técnico, ni siquiera un ingeniero, jefe de mantenimiento. El plan de mantenimiento lo hace la gerencia. El dueño, el administrador, la junta directiva, o quien tome las decisiones estratégicas al más alto nivel.

Cuando no se desarrolla un Plan de Mantenimiento Preventivo, se suceden y multiplican los siguientes efectos negativos, que repercuten tanto en la productividad como en la rentabilidad de las empresas.

La estrategia de mantenimiento debe partir de esta base:

  • ¿Qué objetivos quieres conseguir con el sistema de mantenimiento? Reducir los tiempos de parada, reducir el coste de las intervenciones, prever las paradas para planificar la producción, etc.
  • ¿Cuáles son las prioridades? Es más importante seguir el plan previsto o aguantar al máximo para no parar las máquinas.
  • ¿Qué recursos serán necesarios? Aplicaciones informáticas, personal, formación, consultores, etc.
  • ¿Qué se está dispuesto a sacrificar? Si habrán personas que perderán capacidad de decisión, si habrá que perder producción puntual para mejorar la continuidad, etc.
  • ¿Quiénes serán los responsables de la elaboración del plan?
  • Definir las competencias, para que no surjan conflictos.
  • Definir una hoja de ruta. Hay que planear los pasos y las fechas en que se van a dar. Si no se definen plazos, todo se puede alargar indefinidamente. Si parece que no se va a cumplir un plazo, hay que actuar antes, para ver si hace falta reforzar algo, o simplemente modificar la hoja de ruta.

Y se consiguen los siguientes resultados:

  • Se reducen riesgos laborales por desperfectos;
  • Se logra un standard de calidad productiva sostenible;
  • Se optimizan costos en beneficio de una mayor producción y mejor calidad y la consecuente optimización además, de tiempos productivos;
  • Se aprovecha al máximo el conocimiento sobre la capacidad productiva del equipamiento;
  • Se eficientizan las inversiones destinándolas a mejoras rentables.  

FUENTE:

www.mtto.pro